Reto del Módulo 5

¡Hola a todas y todos!

Para el reto de esta semana, entre las muchas opciones que nos han dado, he optado por la #3, compartir con vosotras y vosotros una película cuya temática es precisamente la igualdad entre hombres y mujeres: "Una cuestión de Género" (On-the-basis of sex, de 2018, disponible en Netflix) protagonizada por Felicity Jones que encarna la historia de una mujer y abogada, Ruth Bader Ginsburg, una de las primeras mujeres licenciadas en Harvard y Columbia por Derecho, inteligente y brillante que vio su carrera profesional, en sus comienzos, eclipsada por ser mujer, siendo desplazada del ejercicio profesional y empujada a la docencia por razón de su sexo. 

Me vais a permitir que realice una breve descripción de la historia que se cuenta en la película, pues al ser un hecho real, histórico, que cambió el rumbo de la legislación estadounidense y de la jurisprudencia de su Tribunal Supremo. 

La película además de narrar, la historia personal y profesional de Ruth Bader Ginsburg, de la que merece destacar situaciones que ella vive y que como mujer y abogada, pese a que ella vivió determinadas experiencias durante finales de los años 50 del siglo pasado, me resultan, para nuestra desgracia, familiares.

Ruth es una joven brillante, que entra a estudiar Derecho en Harvard, de entrada vemos que es una mujer casada con un niño cuyo marido enferma y al mismo tiempo que les cuida a todos, asiste a sus clases y a las de su esposo. Perdonadme el inciso, pero con esa sobrecarga de trabajo,  vemos el peso de la carga de los cuidados domésticos para las mujeres, sobre la que queda mucho por avanzar a día de hoy en un reparto plenamente equitativo. Pide un traslado de universidad en el último año de carrera, normalmente concedido a los hombres, a ella por ser mujer se le concede con muchas reticencias por ser mujer. Pese a ser de las mejores de su promoción, además del machismo sufrido durante su etapa universitaria, lo sufre de nuevo durante la búsqueda de empleo;se producen un sinfín de excusas para rechazarla: puede ser quisquillosa por ser mujer e inteligente, se la cita como secretaria no como abogada o, preparaos, la mejor de todas "mi mujer se puede poner celosa". 

En este punto me permitiréis, de nuevo, otro inciso. Tengo 35 años, hace 12 años en mi último año de carrera, durante unas clases prácticas procesales, acudimos a ver una serie de juicios. Uno de ellos, era lo que los americanos llamaban probono, o gratis por Justicia social y estaban defendiendo a una persona con discapacidad, fruto de una estafa, uno de los grandes despachos de este país. Al término del juicio, durante el clásico café posterior, nos fueron preguntando a diversos compañeros y compañeras qué queríamos hacer después de acabar la carrera. Yo respondí opositar, a lo que una de las llamadas "primeras espadas" de ese despacho soltó "es una estupenda decisión para una mujer, el ejercicio de la abogacía mejor para hombres por las cargas familiares". Con un par. En pleno siglo XXI.

Volviendo a nuestra película, la protagonista desiste y abandona el ejercicio de la abogacía que no ha podido ni siquiera emprender, a finales de los años 50, entrando a ocupar la plaza de profesora universitaria al existir una suplencia de un profesor afroamericano (se puede apreciar la escala social: hombre blanco, hombre negro, mujer blanca y por último mujer negra). 

A comienzos de los 70 toda la sociedad cambia. Y llega a sus manos, por los azares del Derecho y la Justicia social, un caso de denegación de una exención fiscal para cuidadores a un hombre soltero que cuida de su madre. Hasta entonces, la praxis era otorgarla a mujeres para poder encontrar un empleo. Pero no se contemplaba siquiera la idea de que un hombre soltero pudiera hacer, lo que hasta entonces, se consideraba "un trabajo de mujer". Se pone de manifiesto el sinfín de leyes discriminatorias que tienen su origen en la decisión arbitraria, injusta y altamente discriminatoria que se produjo hace más de 150 años sobre una mujer: que recurrió su rechazo por una universidad para estudiar Derecho, la representación del Estado en un ejercicio de máximo desdén ni acude a la vista y el Tribunal correspondiente acepta la discriminación por razón de sexo que acaba sentando un nefasto precedente, que finalmente se consigue quebrar. 

Se quiebra por el cambio de la sociedad, reflexión de uno de los profesores de Harvard, que las leyes quizá no se vean afectadas por el tiempo (metáfora metereológica) del día, pero sí porque el tiempo de toda una era. 

Comentaros, finalmente, que Ruth Bader Ginsburg fue nombrada magistrada del Tribunal Supremo de los Estados Unidos.

También me chocó el uso de "discriminación por razón de sexo" y "discriminación por razón de género" como sinónimos, quizá este último más como eufemismo del primero. Sexo y Género en nuestra sociedad no son lo mismo y los eufemismos son un tanto peligroso. 

Queda mucho por recorrer, cuando las mujeres españolas hemos sufrido hace 12 años discriminaciones similares a las que sufrieron mujeres estadounidenses a finales de los años 50. No hemos avanzado tanto y este curso es, como todos en materia de igualdad, indispensable.

Gracias por vuestra visita.




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